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El esquí acuático, también llamado esquí náutico, es un deporte que mezcla el Surfy el Esquí. Fue deporte de exhibición en los Juegos Olímpicos de Munich en 1972.
Este deporte en el que se alcanzan altas velocidades, exige buenos reflejos y equilibrio. Los participantes esquían sobre el agua agarrados a una cuerda tirada por una lancha de gran potencia realizando maniobras espectaculares sobre uno o dos esquís.
Primeramente el competidor es arrastrado por el barco pasa a través de las puertas de entrada de la pista de eslalon, formadas por 2 boyas, en las cuales se ha de pasar por el medio de ambas. Seguidamente debe pasar alrededor y por la parte exterior de las 6 boyas que forman el campo de eslalon y procede a pasar a través de las puertas finales (constituyendo una pasada). La esquiada finaliza cuando falle una boya o puerta.
Para añadir dificultad a la carrera, la barca va aumentando progresivamente la velocidad hasta alcanzar la velocidad máxima de la categoría a la que pertenece el esquiador. Una vez alcanzada la máxima velocidad la cuerda se va acortando. La velocidad máxima para el caso de los varones es de 58 km/h, y de las damas 55 km/h a 58 km.
La cuerda de arrastre mide 18,25 metros al inicio de la prueba y se va acortando a los siguientes largos: 16 m, 14,25 m, 13 m, 12 m, 11,25 m, 10,75 m, 10,25 m, 9,75 m. Hemos de tener en cuenta que desde el pasillo de la lancha, donde va atada la cuerda, hasta la boya hay 11.50m de distancia, lo que significa que cada vez que se acorta la cuerda la dificultad será mayor para alcanzar las boyas.
El actual récord del mundo lo tiene el esquiador norteamericano Nate Smith con 2 boyas a 9,75 m 58 km/h. Significa que para alcanzar la boya ha tenido que estirarse 1,75 sobre el agua y volverse a levantar para llegar hasta la segunda boya. En España el récord lo sostiene Iván Morros con 3 boyas a 10,25, 58 km/h